Frailes en país Maya

 

Numerosas aventuras

Dominicos y Franciscanos en país maya - siglo XVI

Un viaje de Las Casas a Tabasco y Chiapas

Pedro de Barrientos en Chiapa de Corzo

Las Casas en contra de los conquistadores

Fuensalida y Orbita, exploradores

La agrupación de los indios

 

Intensos estudios

Un fraile etnólogo, Diego de Landa

El conocimiento de los idiomas mayas

Dos profesores, Juan de Herrera, Juan de Coronel

Dos frailes historiadores, Cogolludo y Remesal

 

Innumerables construcciones

Un Franciscano arquitecto, Fray Juan de Mérida

El convento de Valladolid en Yucatán

El convento de Izamal y sus milagros

En Yucatán, cada pueblo tiene su iglesia

Un Dominico enfermero, Matías de Paz

 

Grandes esfuerzos de evangelización

La pacificación de la Verapaz

La fundación del monasterio de San Cristóbal

La provincia dominicana de San Vicente

Una evangelización autoritaria

Los Franciscanos y la religión de los Mayas

Un fracaso de los franciscanos en Sacalum, Yucatán

Domingo de Vico, mártir dominicano

 

El fin de la aventura

La vuelta a los monasterios

 

Complementos

Las Casas y la libertad de los indios

La Historia Eclesiástica Indiana de Mendieta

La ruta de la evangelización dominica en Guatemala

El convento de Ticul, visto por John Lloyd Stephens

Los Franciscanos en el valle del Colca, en el Perú

La ruta de los conventos de Yucatán en el siglo XVI

La misión dominicana de Copanaguastla, Chiapas

 

A su disposición, a petición:

- informaciones sobre los paises mayas,

- textos sobre la conquista y la colonización de los paises mayas

 

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EL CONVENTO DE TICUL,

VISTO POR

JOHN LLOYD STEPHENS

 

 

 

 

 

 

La iglesia de Ticul. La fachada de la iglesia tiene un frontón curvo rematado con sencillas molduras y dos espadañas. Su portada tiene dos nichos con estatuas de franciscanos y cuatro columnas con capiteles. Encima, una vidriera moderna dedicada a San Antonio de Padua.

 

John Lloyd Stephens (1805–1852) nació en Shrewsbury, Nueva Jersey. Se graduó en Derecho, en la Columbia University; y en 1834, viajó al Medio Oriente, describiendo el viaje en un libro. Stephens y Catherwood, su compañero de viaje, fueron los primeros viajeros de habla inglesa quienes exploraron las regiones habitadas por la cultura Maya. La primera colaboración entre Stephens y Catherwood, Incidentes de Viaje a Centro América, Chiapas y Yucatán, fue publicada en 1841. Luego de una segunda expedición, en 1843, publicaron un segundo libro Incidentes de Viaje a Yucatán. Ambos libros estaban compuestos de detalladas descripciones de los descubrimientos y de grabados basados en los dibujos de Catherwood. Estos dibujos son excelentes y casi siempre versiones fieles y precisas de los monumentos mayas. Stephens murió de malaria en Panamá, trabajando en el proyecto del ferrocarril trans-ístmico.

 

Los viajes de Stephens y Catherwood en Yucatán (1839-1842)

(linea punteada, primer viaje ; linea continua, segundo viaje)

En David Drew, The lost chronicles of the Maya kings, Weidenfeld & Nicolson, London, 1999

 

El pueblo de Ticul, Yucatán, en el año de 1842

 

"El pueblo de Ticul, a donde habíamos ido a dar tan casualmente, merece la pena de ser visitado siquiera una vez por un ciudadano de Nueva York. Cuando yo lo contemplaba desde los balcones del convento, me sentía conmovido y como si tuviera por delante la más completa pintura de la tranquilidad y reposo. La plaza estaba cubierta de yerbas; unas cuantas mulas, atados los pies delanteros, pastaban en ella, y de cuando en cuando cruzaba un hombre a caballo. Los balcones del convento se hallaban al nivel de las azoteas de las casas; y se presentaba desde allí la vista de una grande y espaciosa llanura sembrada de casas de piedra con techos planos, y altas cercas de jardín sobre las cuales descollaban el naranjo, el plátano y el limonero, entre los cuales desde el alba hasta la noche se oía, por único ruido, el perpetuo canto de los pájaros. Todos los negocios y visitas se hacían por la mañana muy temprano o a la caída de la tarde. En el resto del día, durante el calor, hallábanse los habitantes encerrados en su casa, y así habría pasado entonces el pueblo por desierto.

 

"Como casi todos los pueblos españoles, está trazado con su plaza y calles que se cortan en ángulos rectos; y Ticul era notable entre los de Yucatán por sus casas de piedra. Éstas se veían en la plaza y calles adyacentes; más allá, y prolongándose hasta una milla en todas direcciones, estaban las chozas de los indios. Esas chozas eran generalmente ripiadas, cercadas de piedras y ocultas en un verdadero bosque, según lo espeso de la arboleda. La población sería de cinco mil habitantes, de los cuales había unas trescientas familias de vecinos, o gente blanca, y el resto era de indios. Diariamente había carne fresca en el mercado, y la tienda grande de D. Buenaventura Guzmán podía lucir hasta en Mérida. El pan era mejor que el de la capital, y, por su conjunto, apariencia, sociedad y conveniencias para la vida, es Ticul seguramente el mejor pueblo de Yucatán, y es además famoso por sus luchas de toros y por la belleza de las mestizas."

 

Fuegos artificiales en Ticul (julio de 2022)

 

La iglesia de San Antonio de Padua en Ticul


"La iglesia y convento ocupan todo un lado de la plaza. Uno y otro son obra de los frailes franciscanos, y sobresalen entre los gigantescos edificios de esta especie con que esa poderosa orden señaló su entrada en el país. Están situados sobre una plataforma como de cuatro pies de elevación, y algunos centenares de frente. La iglesia era grande y sombría, adornada de rudos monumentos, y cubierta de imágenes y figuras calculadas para inspirar respeto y temor reverencial a los indios. En un nicho practicado en la pared había un lucillo pintado de negro con una cornisa blanca que contenía los restos mortales de una señora del pueblo. Bajo de él había un monumento con esta inscripción.

¡HOMBRES!


He aquí el término de nuestros afanes;


La muerte, tierra, nada.

 
En esta urna reposan los restos de D.ª Loreto Lara,

 
Mujer caritativa y esposa fiel, madre tierna,

 
Prudente y virtuosa.

¡MORTALES!

 
Al Señor dirijamos por ella nuestras preces.
Falleció

 
El 29 de noviembre del año 1830

 
A los 44 años de su edad.

"Uno de los altares estaba decorado de calaveras y canillas; y en la parte posterior de la iglesia había un vasto harnero, cercado de una elevada pared y lleno de huesos y calaveras que, después de disolverse la carne, se extraían de los sepulcros en el cementerio de la iglesia y se arrojaban allí."

 

 

El convento franciscano de Ticul


"Únese la iglesia con el convento por medio de una galería. El convento es una gigantesca estructura, construido enteramente de piedra con paredes macizas, y de una extensión de cuatrocientos pies. La entrada está bajo de un noble pórtico de elevadas columnas de sillería, del cual se sube por una amplia escalinata de piedra a un espacioso corredor de veinticinco pies de ancho, y que se prolonga por todo lo largo del edificio, con un pavimento enlosado, y recibiendo la luz por medio de dos cúpulas. De cada lado estaban las celdas, ocupadas antiguamente por una numerosa comunidad de frailes franciscanos. Las dos primeras y principales del lado izquierdo eran la habitación del cura, y allí estábamos alejados; otra era ocupada por el ministro, y otra más todavía por un indio viejo que hacía cigarros. El resto de este lado se hallaba sin habitantes; y por el derecho, enfrente de la gran huerta del convento, todas las celdas estaban arruinadas y en la más completa desolación; las puertas y ventanas rotas, y la maleza creciendo hasta más allá de los techos. La huerta estuvo en un tiempo en completa armonía con la grandeza y estilo del edificio, y hoy también participa de su misma suerte. Las norias y estanques, parterres y eras, todo está allí todavía, pero abandonado, marchando de prisa a su destrucción; la maleza, los naranjos y limoneros, todo crece junto y de una manera selvática; y nuestros caballos andaban allí sueltos pastando, como si estuvieran en un bosque (…)."

 

 

 

El convento de Ticul, aun arruinado en los inicios del siglo veinte (en Nelson Reed, The Caste War of Yucatan, Stanford University Press, Stanford, California, 1964)

 

¿Cuando construyeron el convento los Franciscanos?

 

"Es digno de notar que aun para un hombre tan adicto a todo linaje de antigüedades fuese desconocida enteramente la historia del convento de Ticul. En el pavimento del gran corredor, en las galerías, paredes y techos, así de la iglesia como del convento, se ven piedras de los antiguos edificios; y no hay duda de que ambos fueron construidos con los materiales que suministraban los edificios arruinados de otra raza; pero cuándo, cómo y en qué circunstancias eso es lo que no se sabe. En la bóveda había descubierto el cura, en una situación que nadie sino él había observado, una piedra cuadrada con esta inscripción grabada con rudeza y grosería:

26
MARZO
1625

Acaso se refiere esta fecha a la de la construcción del convento; y, si es así, éste es el único monumento conocido que se refiere a él; y no puede uno menos de pensar que, si tal oscuridad existe respecto de un edificio construido por los españoles hace poco más de dos siglos, ¡cuánta no será la que envuelve en sus sombras a las arruinadas ciudades de los aborígenes erigidas, si no estaban ya arruinadas, a la sazón, antes de la Conquista!"

 

Los edificios restantes del convento de Ticul, al norte de la iglesia

 

Los archivos del convento


"Durante los primeros días de mi convalecencia sentía cierta especie de tranquilo y sombrío interés en andar vagando a través de este venerable convento. También empleaba con empeño algunas horas en registrar sus archivos. Los libros tenían aspecto de caducidad, se hallaban forrados en pergamino y taladrados de la polilla. En algunos pasajes la tinta había desaparecido, y la escritura era casi ilegible. Eran los anales de los primitivos monjes, escritos de su propio puño, y contenían un registro de casamientos, bautismos y entierros, y allí estaba acaso el nombre del primer indio que recibió la fe cristiana. Esperaba yo hallar en estos archivos alguna noticia, aunque fuese ligera, acerca de las circunstancias que acompañaron a la primitiva introducción por los padres del estandarte de la cruz en aquel pueblo; pero el primer libro no tenía preámbulo ni introducción de ninguna especie, comenzando bruscamente con el acta de un matrimonio.


"Esta acta introductoria lleva la fecha de 1588, cuarenta o cincuenta años no más de la época en que se establecieron en Mérida los primeros españoles, y treinta y ocho años anterior a la que se descubrió en la piedra de que hemos hablado. Mas es de presumir que el convento no se edificó sino después de algunos años de haberse comenzado a formar los archivos. Los monjes, sin duda alguna, comenzaron a formar sus registros de bautismos y casamientos desde el momento en que los hubo; pero, como eran tan previsores y prudentes no menos que celosos en la propagación del Evangelio, no hay duda e que no se resolvieron a la erección de este gigantesco edificio hasta que se establecieron de asiento en el país y comprendieron sus recursos, porque la obra no solamente era la de construir esos edificios, sino de conservarlos y proveer a la subsistencia de los ministros, con arreglo a los medios de la población. Además de esto, los vastos templos y grandes conventos que se encuentran en todos los puntos de la América española no se construían con fondos públicos, enviados de España, sino con el trabajo de los indios mismos, después que eran completamente sometidos y obligados a trabajar por los españoles o, como sucedía más generalmente, después que abrazaban el cristianismo, y entonces erigían voluntariamente esos edificios para el nuevo culto y sus ministros. No es probable que ninguno de estos sucesos ocurriese hacia el año 1588 en un pueblo del interior de la provincia.

 

 

 

 

Un fraile franciscano en la fachada de la iglesia

 

 

 

Matrimonios y bautismos en Ticul


"Las primeras actas de matrimonios que se registran son las de dos viudos, Diego Chuc con María Hu, y Zpo-Bot con Cata Keul. Según lo que hallé en mi examen de esos archivos, aparece que en aquellos tiempos había un considerable y poco común número de viudos dispuestos a pasar a nuevas nupcias; mas es muy probable que, no estando bien y claramente definido el parentesco entre los indios, respecto del marido y mujer, estos candidatos para un nuevo matrimonio eran en realidad separados de sus primeros vínculos, y por caridad o modestia de los frailes eran aquéllos llamados viudos y viudas.

 

"Los primeros bautismos aparecen hechos en 20 de noviembre de 1594, cuando probablemente comenzaban a surtir efecto los nuevos matrimonios cristianos. Hay cuatro actas bautismales de aquel día; y, al examinarlas, llamó mi atención, por el conocimiento que tenía yo de la familia, el nombre de Mel Chí. Probablemente uno de los antepasados de Chepa Chí. El tal Mel parecía haber sido una de las grandes columnas de los padres, y un padrino jurado de todos los chiquillos indios.

 

"Ningún conocimiento práctico podía sacarse de los tales archivos; pero la letra de los frailes y los signos estampados de los indios parecían hacerme tomar parte en las salvajes y románticas escenas de la Conquista. En último resultado todo eso era una prueba de que, cuarenta o cincuenta años después de la Conquista, los indios habían ya abandonado sus antiguos usos y costumbres, adoptando los ritos y ceremonias de la Iglesia Católica y comenzando a bautizar a sus hijos con nombres españoles."

 

(John Lloyd Stephens, Incidents of Travel in Yucatan, 1843, capítulo XII)

 

La nave de San Antonio de Ticul. Vista interior. Nave de bóveda de cañon y crucero con cúpula semiesférica sobre falso tambor. La nave se encuentra dividida en cuatro tramos por finas molduras que más que reforzar la bóveda su función es decorativa y probablemente guarden juntas constructivas.

 

Pustunich, fiesta tradicional, agosto de 2021

 

"La administracion de Ticul tiene antiguedad de convento desde el año de 1591, y su iglesia por titular á San Antonio de Padua, y es obra moderna de tres naves capacísimas y muy alegres, que pudiera ser catedral. Sus visitas son San Mateo del pueblo de Nohcacab, y se administra en ella á otro que está conjunto, aunque en diversas justicias, y tiene por patrona Santa Bárbara. Otra visita es la Asuncion de la madre de Dios del pueblo de Puztunich. Tiene Ticul en el repecho de la sierra dedicada hermita á San Antonio de Padua, con quien tienen particular devocion los indios, y está cubierta de guano."

(Diego López de Cogolludo, Historia de Yucatán, 1688, libro 4, capítulo 20)

 

Ticul, quarto circuito atlético "Ko'onex alkab" (vamos a correr), 20 de agosto de 2017

 

 

El asedio de Ticul, durante la Guerra de Castas (1848)

"[El coronel Cetina], entrando en Ticul con refuerzos que había logrado juntar en Mérida, tomó el mando de la guarnición, que era de 1 800 hombres, inspeccionó y mejoró las defensas y mandó hacer reductos para la artillería en el punto donde se juntaban las tres vías principales de llegada a la capital. Se calculaba que tenía enfrente 24 000 mayas (cifra exagerada, pero que indica el estado de ánimo de los ladinos) dirigidos por Jacinto Pat, otra vez en servicio activo. […]

 

"Cetina esperó cinco días el socorro y después aquel hombre que no sabía rendirse comprendió que si no salía pronto de allí ya jamás podría hacerlo. Sacaron a enfermos y heridos del monasterio que había servido de hospital, avisaron a los civiles, dieron órdenes a las diversas unidades y en la mañana del 26 de mayo, el coronel se puso a la cabeza de un batallón avanzando contra las líneas del norte. Como les iba la vida en ello, los soldados tomaron valor y se abrieron paso peleando hasta la hacienda de San Joaquín, punto fortificado que debía cubrir la retirada, como Popolá cuando abandonaron a Valladolid.

"Las tropas de Ticul se retiraron de sus sectores en el orden prescrito, protegiendo a los civiles pero, como tantas veces había sucedido ya, los mayas les siguieron de una arremetida, llegaron a la plaza y causaron gran pánico. Pensando cada quien únicamente en que lo dejaban atrás, los soldados flaquearon y las descargas ordenadas, por pelotones, tan necesarias con rifles de un solo tiro que se cargaban por la boca, fracasaron. Irrumpieron los mayas a machetazos, matando por igual a soldados y civiles. La retaguardia, un batallón de milicia del mismo Ticul, sencillamente huyó a la selva, en un sálvarse quien pueda. La matanza continuó hasta la carretera de San Joaquín, donde organizó la resistencia el coronel. Después, los indígenas se distrajeron con el saqueo y el incendio del lugar y la retirada continuó hasta que hubo anochecido. Al día siguiente llegaron los supervivientes a Uayalceh, donde muchos murieron a consecuencia de sus heridas, y mucho más de sed y agotamiento. Los que podían caminar prosiguieron hacía Mérida, situada a 27 kilómetros de allí."

 

(Nelson Reed, La guerra de castas de Yucatán, Ediciones Era, México, 1971)

 

 

A los 100 años, muere Crescencio Pat, descendiente de Jacinto Pat, líder de los rebeldes mayas de la Guerra de Castas, 25 de agosto de 2020

 

 

 

 

 

 

 

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Ticul. Los habitantes de la ciudad recorren las calles en trici-taxis (o taxis triciclos)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

John Lloyd Stephens en "Founders of the Panama Railroad, John L. Stephens, William H. Aspinwall, and Henry Chauncey", Harper’s New Monthly Magazine, vol. 18, no. 103, January 1859.

 

 

 

 

 

 

 

 

Una edición moderna de Incidentes de Viaje a Yucatán (Dastin Historia, Madrid, 2003)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La iglesia de Ticul. Se conserva el primitivo campanario sobre la que fue la capilla de indios; esta capilla de indios integrada al convento quedó como camarín.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La bajada de la estatua de San Antonio de Padua, santo patron de la ciudad de Ticul, durante la fiesta patronal de 2019.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Plano de la iglesia de Ticul

 

(Catálogo de construcciones religiosas del estado de Yucatán, Recopilación de Justino Fernández, Talleres gráficos de la nación, México, 1945)