Frailes en país Maya

 

Numerosas aventuras

Dominicos y Franciscanos en país maya - siglo XVI

Un viaje de Las Casas a Tabasco y Chiapas

Pedro de Barrientos en Chiapa de Corzo

Las Casas en contra de los conquistadores

Fuensalida y Orbita, exploradores

La agrupación de los indios

 

Intensos estudios

Un fraile etnólogo, Diego de Landa

El conocimiento de los idiomas mayas

Dos profesores, Juan de Herrera, Juan de Coronel

Dos frailes historiadores, Cogolludo y Remesal

 

Innumerables construcciones

Un Franciscano arquitecto, Fray Juan de Mérida

El convento de Valladolid en Yucatán

El convento de Izamal y sus milagros

En Yucatán, cada pueblo tiene su iglesia

Un Dominico enfermero, Matías de Paz

 

Grandes esfuerzos de evangelización

La pacificación de la Verapaz

La fundación del monasterio de San Cristóbal

La provincia dominicana de San Vicente

Una evangelización autoritaria

Los Franciscanos y la religión de los Mayas

Un fracaso de los franciscanos en Sacalum, Yucatán

Domingo de Vico, mártir dominicano

 

El fin de la aventura

La vuelta a los monasterios

 

Complementos

Las Casas y la libertad de los indios

La Historia Eclesiástica Indiana de Mendieta

La ruta de la evangelización dominica en Guatemala

El convento de Ticul, visto por John Lloyd Stephens

Los Franciscanos en el valle del Colca, en el Perú

La ruta de los conventos de Yucatán en el siglo XVI

La misión dominicana de Copanaguastla, Chiapas

 

A su disposición, a petición:

- informaciones sobre los paises mayas,

- textos sobre la conquista y la colonización de los paises mayas

 

correo:

moines.mayas@free.fr

 

 
 

 

 

 

 

LA PACIFICACIÓN

DE LA VERAPAZ

 

 

 

 

 

 

Bartolomé de Las Casas (1484-1566) aseguraba que la evangelización de los indios de América había de ser realizada de manera pacífica y no con la conquista militar. Expuso su punto de vista en una obra en latín: De unico vocationis modo omnium gentium ad veram religionem (Del unico modo de atraer a todos los pueblos a la verdadera religión): "El buen predicador cristiano tiene que satisfacer a cinco requisitos: no tener ninguna intención de dominación sobre los paganos; ser pobre; mostrarse afable y apasible; ser movido sólo por el amor, por aquel mismo ardor que animó a San Pablo; tener una conducta digna de las verdades que anuncia". Después de un fracaso en Venezuela, intenta una experiencia en Guatemala, en una región insumisa, Tezulutlán o Tierra de guerra, llamada más tarde la Verapaz.

 

Vidas Ilustres, Fray Bartolomé de Las Casas, Apóstol de los Indios, Navaro, 1957

 

Bartolomé de Las Casas decide evangelizar la Tierra de Guerra

 

"Y porque en el tiempo que el padre fray Bartolomé de las Casas hizo este ofrecimiento que fue al principio del año de mil y quinientos y treinta y siete no había otra tierra por conquistar en todas las provincias de Guatemala, sino la provincia de Tuzulutlán, tan llena de ríos, lagunas y pantanos, tan montuosa y áspera y tan llena de espesísimas arboledas que los vapores que de ella se levantan causan tantos nublados que continuamente está lloviendo. La gente que moraba en ella era el coco de los españoles, porque tres veces la habían acometido y tantas habían vuelto las manos en la cabeza y por esto teníanla por feroz y bárbara e imposible de domar y sujetar como habían hecho a las demás provincias y así llamaban esta de Tuzulutlán tierra de guerra, como también yo la llamaré de aquí adelante.

 

"A esa provincia y gente se ofreció a ir el padre fray Bartolomé de las Casas y hacer que voluntariamente se hiciesen vasallos del Rey de Castilla, y como a tal señor suyo le tributasen conforme su posibilidad: a enseñarles y predicarles la fe de Cristo nuestro Señor y que con las obras diesen muestras de lo que en ellos aprovechaba la religión cristiana, y esto sin ruido de armas ni soldados, sino con sola la palabra de Dios y razones del santo evangelio."

 

(Antonio de Remesal, Historia general de las Indias occidentales y particular de la gobernación de Chiapa y Guatemala, libro 3, capítulo 10)

 

 

 

Bartolomé de Las Casas por Julio Prieto en "Doctrina", UNAM, 1941

 

 

Los frailes arreglan el catecismo en forma de poemas

 

"HECHO ESTE CONCIERTO COMENZARON LOS padres de Santo Domingo a pensar y dar trazas como cumplir con la obligación que habían hecho, y porque las firmas y promesas estaban dadas en nombre de Cristo Nuestro Señor, fiados de su verdad y que los favorecía como a ministros suyos, acudieron a él con fervorosísimas oraciones, ayunos, diciplinas y otras mortificaciones, y en esto se ocuparon algunos días y ofrecióles el Señor la traza más eficaz que podía haber, conocido el natural de los indios para conseguir el fin que pretendían, y tan ligera y fácil como Dios la sabe dar en semejantes ocaciones en que se precia de destruir la sabiduría de los discretos del mundo, y condenar la astucia de los sabios de la tierra. Los tres religiosos que están en la cédula, que son el padre fray Bartolomé de las Casas, fray Rodrigo de Ladrada y fray Pedro de Angulo y otro que falta por nombrar, que debía de estar ausente de la ciudad, que se decía fray Luis Cáncer, todos sabían muy bien la lengua de la provincia de Guatemala, que alcanza todo lo que es el Quiché y Zacapula, y entre todos hicieron unas trovas, o verses del modo que la lengua permitía con sus consonancias e intercadencias, medidos como a ellos les pareció que hacían mejor sonido al oído. Y en ellos pusieron la creación del mundo, la caída del hombre, su destierro del paraíso; y cómo no podía volver a él, según la determinación divina, sino mediante la muerte del hijo de Dios, y en orden a darle a conocer, y cómo pudo morir para redimir al hombre; pusieron toda la vida y milagros de Cristo Nuestro Señor, su pasión, su muerte, su resurrección, la subida a los cielos y cuando segunda vez ha de venir a juzgar a los hombres, y el fin desta venida, que es el castigo de los malos y premio de los buenos. Era esta obra muy larga y así la dividieron en sus pausas y diferencia de versos al modo de los castellanos, que por ser éstos los primeros que se hicieron en lengua de indios, merecían no haberse olvidado por mucho más que se inventasen después."

 

 

Mandan cuatro comerciantes indios en Tierra de Guerra

 

"Buscó el padre fray Bartolomé de las Casas cuatro indios mercaderes de la provincia de Guatemala, que muchas veces al año iban con hacienda a tierra de Zacapula y al Quiché, por lo cual eran muy conocidos de todos y ellos en sí por el ejercicio de comprar y vender, de buenas razón y despejo. Con gran cuidado enseñaron los padres a estos cuatro indios que eran cristianos, las coplas o versos que habían compuesto, y ellos con el gusto de la sustancia y el modo de ellos nunca oído ni visto, los decoraban que no había más que pedir, aunque se tardó en esto casi hasta mediado agosto deste año de mil y quinientos y treinta y siete en que hubo lugar de dar cuenta de todo lo que pasaba en la ciudad de Santiago y la provincia de Guatemala, y lo que estaba concertado por parte de los religiosos y del gobernador a la Audiencia de México, y al padre fray Domingo de Betanzos, que era provincial de la Nueva España, que como mucho gusto lo aprobó todo y dio su bendición al padre fray Bartolomé de las Casas y a sus compañeros, enviándoles su mandato para la jornada a que se habían ofrecido, por el aumento del mérito de la santa obedancia."

 

(Antonio de Remesal, Historia general de las Indias occidentales y particular de la gobernación de Chiapa y Guatemala, libro 3, capítulo 11)

 

San Cristóbal Verapaz, la iglesia y la laguna

 

Los comerciantes indios llegan a casa del Cacique

 

"VOLVIENDO A LOS SUCESOS DESTE ANO de mil y quinientos y treinta y siete, y al tan notable como la entrada de los padres de Santo Domingo en tierra de guerra a llevar con paz el evangelio de Cristo Nuestro Señor, que es nuestra verdadera paz; habiendo dicho en el capítulo undécimo antecedente, cómo los padres dieron sus coplas a decorar a los indios mercaderes, es de saber que, no sólo se contentaron con esto, sino que las pusieron en tono y armonía música, al son de los instrumentos que los indios usan acompañándolos con un tono vivo y atiplado para deleitar más el oído, por ser muy bajos y roncos los instrumentos músicos de que usan los indios.Ellos tenían sus mercaderías de la tierra y el padre fray Bartolomé de las Casas les dio algunas de Castilla, tijeras, cuchillos, espejuelos y cascabeles de que los indios gustaban mucho y con este empleo los envió a tierra del Quiché y Zacapulas, en donde había un cacique poderoso hombre de buen juicio y razón, emparentado con lo mejor de la tierra y por ser belicoso era muy temido de toda aquella comarca y no se hacía nada en toda la provincia más de lo que él quería. A su lugar encaminó el padre fray Bartolomé de las Casas a los mercaderes. Y como en aquello tiempo no había mesones ni casas de comunidad, todos los forasteros que llegaban al lugar acudían a posar en casa del señor, que los recibía humanamente, hospedaba y daba de comer conforme la calidad de la persona y el forastero reconocía el bien recibido o que había de recebir, poniendo a los pies del señor algún presente conforme a su posibilidad."

 

 

 

Cobán, Verapaz, la catedral y el convento, en el Parque Central

 

 

Cantan el catecismo en Tierra de Guerra

 

"Entraron los mercaderes en casa del cacique como solían, y con el presente de cosas de Castilla le ganaron la voluntad con más afecto que otras veces que habían llegado a su casa, pusieron la tienda y acudió la gente a comprar, y viendo cosas nuevas vinieron más de los que solían. Acabóse la venta por aquel día y los más y más principales del lugar se quedaron en casa del señor a hecerle estrado como lo tenían de costumbre. Entre tanto los mercaderes pidieron un teplanastle, que es un madero hueco con cierta forma de aberturas o resquicios por donde sale la voz, instrumento músico de los indios algo sordo por su hechura, y por tocarse con unos palillos aforrados en paño a modo de atambor; para levantarle de punto, sacaron las sonajas y cascabeles que llevaban de Guatemala, y al son destos instrumentos comenzaron a cantar las coplas y versos que traían decorados. El nuevo empleo de los mercaderes, la novedad del ejercicio de hacerse músicos, cosa que jamás habían usado en aquel paraje; el nunca haber oído tal género de instrumentos juntos, ni con tal armonía y consonancia; y el desírseles cosas que jamás habían caído en su imaginación, de cómo había sido criado el mundo, cómo el hombre había pecado y cómo para volver al paraíso fue menester, presupuesta la ordenación divina que el hijo de Dios muriese, y lo demás que de su vida oían; cómo nació de madre virgen y los milagros que hizo; y sobre todo el decírseles que los ídolos eran demonios y malos los sacrificios que se les hacían, particularmente matar hombres por agradarlos; causó tanta admiración al cacique y a los principales del lugar, con toda la demás gente que los había oído, que como a San Pablo y a San Bernabé en el Areópago de Athenas, les dieron nombre de embajadores de nuevos dioses. Porque a Cristo Señor Nuestro, que ellos le nombraban por tal, nunca jamás le habían oído."

 

(Antonio de Remesal, Historia general de las Indias occidentales y particular de la gobernación de Chiapa y Guatemala, libro 3, capítulo 15)

 

Cobán y su catedral; vista desde el cerro del Calvario

 

Fray Luis Cáncer de Barbastro. Uno de los primeros Dominicos que siguió Las Casas a Guatemala. Nacido en Aragón, en una fecha desconocida; muerto en Tampa Bay, Florida, en 1549. Fue misionario en la Verapaz. Compuso en el idioma local: "Varias Canciones en verso sobre los Misterios de la Religión para uso de los Neófitos de la Vera Paz", cuyo manuscrito ha desaparecido. Para demostrar la eficacia del método de evangelización pacífica de Las Casas, fue a España y obtuvo la carga de la conversión de los Indios de Florida. Salió de Vera Cruz en 1549 con dos otros Dominicos. El capitán del barco les desembarcó en una región donde los Españoles cometieron numerosas exacciones. Para vengarse, los indios mataron a los tres religiosos y se les comieron.

 

 

Fray Luis Cáncer en la Verapaz:

 

"Como le vian los Indios veftido pobremente, y que andaua fin armas, folo enemigo de dineros, y templado en fu comida, que fiempre fue de pefcado: amauanle cada dia mas y por fu predicacion a Iefu Chrifto nueftro señor. Eftudio la lengua que es muy dificultofa, y enfeñoles los mifterios de nueftra Fe, reparando porque reparaban ellos en la immortalidad del anima, cuya verdad oian con mucho contento, y recebian con grande fatisfaccion. Eftuuofe con ellos algunos años, predicandoles ya mas amenudo, como más aprouechado en la lengua, y quedandolo ellos en la doctrina. Preguntoles vn dia, fi querian otros hermanos fuyos, que tambien los viniesen á doctrinar y viuir con ellos, refpondieron que fi, y que de buena gana les edificarian cafas, y fuftentarian regaladamente, con que no fuefsen con ellos los Efpañoles que fe llamauan Chriftianos. Acceptó el concierto con la condicion el difcreto predicador, dando auifo de todo al fanto Obifpo de Chiapa, que ya trataua fu caufa en defenfa de los Indios. Efta fue la caufa por donde mandó el Emperador Don Carlos por particular cedula impetrada por el Obifpo de Chiapa, que ningun Efpañol ni Efpañoles entrafsen ni viniefsen en aquella Provincia de la Verapaz."

 

(Agustín Dávila Padilla, Historia de la fundación y discurso de la provincia de Santiago de México de la orden de Predicadores, por las vidas de sus varones insignes y casos notables de Nueva España, 1562-1604, Bruselas, Casa de I. de Meerbeque, 1625 - Vida del Padre Fray Luys Cancer - Cap. LIV. De como eftuuo en la isla Efpañola, de donde vino a conuertir la Prouincia de la Verapaz con traça marauillosa.)

 

Fray Pedro de Ángulo. Nacido en Burgos, llegó a América en 1524 como soldado, pero integró la orden dominicana en 1529 y siguió a Las Casas en Santo Domingo y luego a Guatemala. Llegó a ser provincial de los Dominicos de Chiapas. Murió en 1561. Fray Pedro de Ángulo fué uno de los principales actores de las primeras misiones indígenas en el sur de México y Guatemala. Visitaba las tribus indígenas y vivía con ellas. Empleó dibujos representando temas de la biblia para ilustrar sus sermones. Hablaba a la perfección dos idiomas indígenas, Nahuatl y Zutuhil, y escribió varias obras religiosas en Zutuhil.

 

 

Cobán, Verapaz, se adornan las calles antes de la procesión de la Semana Santa

 

 

Fuentes y Guzmán pone en duda el relato de Antonio de Remesal:

 

"El Padre Casas hizo [un informe] á S. M. Cesárea el año de 1544, que está en treinta y nueve fojas con la cubierta que tiene dos sellos y algunas costuras en su contorno, señal de haber estado cerrado á manera de pliego, del cual se remitió otro tanto á el Real y Supremo Consejo de las Indias; habiendo informado este religioso á S. M. que habiendo pacificado la provincia del Lacandón, y traído á esta ciudad de Goathemala unos y los más principales caciques de ella, que los conquistadores y demás vecinos les habían afeado y tenido á mal la pacificación hecha, embarazándoles pacificar lo restante de aquella cordillera de el Norte, y que los tales caciques habían servido mucho y bien á S. M. y ayudado á la reducción de los indios. Por este informe S. M. envió blasones y escudos de armas para los caciques (que no había en el mundo conquistado) y orden para publicar una provisión Real á voz de pregonero en que se mandaba no se introdujeran con ellos los conquistadores y vecinos para impedirles semejante reducción; probándose en la información que el Padre Casas y Ángulo ni otro religioso de los de aquel tiempo había aportado á el Lacandón, y que los caciques que trajeron á Goathemala eran de la provincia de la Verapaz. Y á la verdad no todos eran de aquel territorio de Verapaz, porque el cacique D. Juan era señor de la parte del Quiche, y D. Miguel, del señorío de Chichicastenango, y D. Pedro señor de los Sacattepeques de los Mames; que así lo hallo en la historia manuscrita de Verapaz favorable á estos religiosos, por D. Martín Alfonso Tobilla, alcalde mayor de aquella provincia de Verapaz, que para en mi poder: siendo de advertir que Sacattepeques de los Mames dista más de treinta y cuatro leguas fuera de este territorio de Tecuzutlan, estando en medio de uno y otro partido la jurisdicción del corregimiento de Tecpanatitlan, administración franciscana, y después la de Quetzaltenango, que administra la misma religión Seráfica, y después más al Occidente los Mames y que es administración Mercenaria; y que estos de Verapaz se dieron y sujetaron á la obediencia Real de su espontánea voluntad, aunque después se levantaron."

 

Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán, Recordación Florida, 1691,  primera parte, libro XIV, capítulo III, Biblioteca de Autores Españoles, tomo 230, Atlas, Madrid, 1969.

 

 

 

Ejes de evangelización dominica entre 1538 y 1553. Tomado de Jean Piel, en Las Fronteras del Istmo, 2005

 

También, Sáenz de Santa María :

 

La Historia de Remesal contiene, en su tercer libro, 11 capítulos dedicados a la conversión pacífica de la Tierra de Guerra, posteriormente llamada la Vera Paz, por fray Bartolomé de Las Casas. A pesar de tratarse de un relato muchas veces citado y elogiado, un examen detenido del mismo llevó a Sáenz de Santa María a señalarlo como la "fantasía verapaciana" y "poco ajustada a la realidad".

 

« Queda un interesante perİodo, para el que también Remesal es fuente principal, pero que parece fundamentalmente equivocado : corresponde al primer tiempo de Guatemala y comprende el movimiento de conversión de la Verapaz. Está en el libro tercero y forma un conjunto literario bellamente dispuesto […] Comienza lo más tİpico de la fantasİa varapaciana y lo menos consistente. […]

 

« Ahora queda suficientemente delimitada en el tiempo y en el espacio el comienzo de la « operación Verapaz ». Primeros contactos en 1537-1538 en la raya de la tierra de guerra ; repentina suspensión del trabajo con salida de todos los dominicos ; reanudación del trabajo en 1542, y gran éxito de fray Luis Cáncer, que ha traİdo músicos mexicanos y ha compuesto coplas religiosas. »

 

(Carmelo Sáenz de Santa María, Estudio preliminar, Biblioteca de Autores Españoles, tomo 175, Historia General de las Indias Occidentales y particular de la Gobernación de Chiapa y Guatemala por Fray Antonio de Remesal, O.P., Madrid, 1964)

 

 

Cobán, Verapaz, Parque Bartolomé de Las Casas

 

Sepúlveda, guerra justa o conquista pacífica

 

"Si los indios no se someten al poder de los cristianos, no es posible llevarlos a la fe de Cristo únicamente por medio del adoctrinamiento y la persuasión y sin que ello suponga grandes peligros, dificultades y un largo tiempo. Hay que obligarles, por tanto, no a que reciban la fe de Cristo, que no puede ser dada contra su voluntad, sino a que obedezcan al poder de los cristianos y dejen de rendir culto a los ídolos. Realizado, pues, esto, según el precepto de Cristo « oblígale a entrar », y según la parabola evangélica del banquete (que así ha interpretado el pasaje la Iglesia en sus decretos y actuaciones), los indios con poco esfuerzo son llevados mediante la doctrina evangélica a aceptar la religión de Cristo, como la experiencia nos ha enseñado y enseña. Así, los santos Padres con razón celebraron con alabanzas y claras recomendaciones  las piadosas acciones del príncipe Contantino y de Genadio, exarca de Africa. El primero prohibió el culto a los ídolos mediante una ley que castigaba con la muerte y la confiscación de los bienes; el segundo se cuidaba de someter por la guerra a los paganos de Africa, vecinos del imperio romano, a fin de que fuera más fácil predicar el evangelio una vez sometidos, como se dice en la epistolas de Agustin y Gregorio y en el libro de los decretos de la Iglesia. A ellos se añade la interpretación de los filósofos, idéntica a la de los juristas, quienes sostienen que se puede por derecho natural obligar a los pueblos bárbaros (esto es, quienes pública y abiertamente tienen costumbres e institutiones contra la naturaleza), incluso por las armas si opusieran resistencia, a obedecer al poder de pueblos más civilizados y cultos, con el fin de que sean gobernados con leyes consideradas justas por ellos y por la naturaleza. Y tales indios violaban especialmente el derecho natural no sólo porque rendían culto a los ídolos, sino también porque cometían numerosos homicidios, aprobados por todos, ya de inocentes, que eran sacrificados a los ídolos en altares impios, o ya de mujeres, a quienes enterraban vivas junto con sus maridos muertos, hombres ilustres."

 

(Juan Ginés de Sepúlveda, De orbe novo, Historia del Nuevo Mundo, Historia de los españoles en el Nuevo Mundo y en México, 1562)

 

Juan Ginés de Sepúlveda, Tratado sobre las justas causas de la guerra contra los indios, Fondo de Cultura Económica, México

 

La conquista pacífica duró un rato. Después de unos años, reanudaron las "entradas" militares:

"En este mismo tiempo el prior de Cobán, de la provincia de Verapaz, llamado Francisco Morán, vino a Guatemala, para representar al Presidente y a los demás magistrados de la ciudad, la necesidad que tenía de asistencia, para poder descubrir un camino para comunicar de aquella provincia con la de Yucatán, y para destruir los bárbaros que impedían el paso y venían algunas veces a robar en los pueblos de los cristianos.

Este Morán que era mi particular amigo, y que se había educado en el monasterio de San Pablo de Valladolid en España, donde yo había tomado el hábito de religioso, deseaba mucho que yo fuese con él a fin de poder más fácilmente convertir a aquellos paganos idólatras al cristianismo; él me decía que sin duda se encontrarían grandes riquezas en ese país nuevo, y que podía yo estar seguro de que tendría mi buena parte así como él.

Yo no me hice rogar mucho, porque sobre todo lo que deseaba era poder trabajar a la conversión de algún pueblo que jamás hubiese oído hablar de Jesucristo; de suerte que me resolví a dejar el empleo que tenía en la universidad por ir a predicar el nombre de Jesucristo a aquel pueblo infiel.

El provincial tuvo mucho gusto por la resolución que le manifesté, y después de haberme dado algunos regalos y dinero para mis necesidades, me mandó con Morán a la Verapaz con cincuenta soldados españoles que el presidente nos había dado para escoltarnos en este viaje. [...]

Yo me dormí hasta cerca de media noche que los centinelas dieron el alarma y nos advirtieron que los enemigos se aproximaban y que se creía que eran más de mil hombres.

Llegaron a nosotros como desesperados; pero cuando vieron que estaban descubiertos y que oyeron el ruido de nuestros tambores y el de nuestros fusiles y mosquetes, se pusieron a aullar y dar gritos tan espantosos que con todo el escalofrío de la fiebre me eché a correr de miedo y terror.

Pero Morán que vino a confesarse conmigo, para prepararse a morir o a recibir alguna herida mortal, me consoló diciéndome que nada debía temer, que procurase estarme tranquilo no pudiéndoles servir de nada en el estado en que estaba, que el peligro era menos del que yo creía porque nuestros soldados estaban colocados en torno de mí; de manera que estos infieles no podían penetrar por ninguna parte hasta donde yo estaba y que no podíamos huir sin correr gran riesgo de perder la vida.

El combate no duró máa de una hora porque los enemigos se fugaron después de esto. Tomamos diez prisioneros y el día siguiente encontramos trece muertos sobre el campo. Nosotros tuvimos también cinco heridos, de los cuales el uno murió el día siguiente.

Por la mañana nuestros soldados se amotinaron manifestando intenciones de volverse atrás, porque temían todavía un ataque más fuerte y peligroso que el de la noche o día precedente; porque algunos de los indios que teníamos prisioneros les dijeron claramente que si no nos volvíamos debíamos estar seguros de que vendrían seis o siete mil indios sobre nosotros.

Dijeron además que ellos sabían bien que los españoles poseían todo aquel país a excepción de esta pequeña comarca donde ellos vivían, y de que querían gozar en paz sin tener nada que hacer con nosotros; pero que si nosotros queríamos ver su país y pasar por él como amigos, que ellos nos lo permitirían sin hacernos ningún género de mal. Mas que si veníamos para atacarlos y hacerlos esclavos, como habíamos hecho con sus vecinos, que estaban resueltos a morir todos combatiendo antes que rendirse."

(Nueva relación que contiene los viajes de Tomas Gage en la Nueva España, Biblioteca « Goathemala », volumen XVIII, Guatemala, 1946, Capítulo XVIII, Cómo salió el autor de la ciudad de Guatemala para ir a vivir con los indios.)

 

El emblema de los Dominicos, en una calle de Cobán, Verapaz

 

 

 

 

 

2024 "Frailes en país Maya"

 

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Vestido dominicano en el Museo del Trapiche, San Jerónimo, Baja Verapaz, Guatemala. Aquel trapiche (ingenio de azúcar) era propriedad de los Dominicos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una calle de Cobán, Verapaz

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La catedral de Cobán, antiguo convento de Santo Domingo de Guzman. Celebración del 800° aniversario de la fundación de la orden dominicana

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La campana quebrada y la piedra colocadas en la entrada de la catedral de Cobán, con la inscripción siguiente:

« Alguien quizá se haya preguntado ¿Qué hace esta piedra aquí en la Iglesia Catedral? La explicación es sencilla. Esta piedra fue extraída directamente de una de las paredes de este templo; o sea que, con miles y miles de piedra como ésta, se construyó este templo.

La hemos puesto aquí para que los cristianos del siglo XXI nos demos cuenta lo mucho que costó a nuestros hermanos indígenas la construcción de esta Iglesia, en la que seguramente murieron cientos de ellos. Se cree que las piedras fueron extraidas de una cantera que existía en el lugar llamado "Talpetate" y luego traidas a este lugar en las espaldas de nuestros indígenas.

¿Cuándo se construyó la Catedral? No se puede precisar la fecha exacta; pero seguramente ya existía, como la vemos actualmente, desde la segunda mitad del siglo XVI.

La dirección de la obra corrió a cargo de los frailes dominicos y, aunque no se sepa de ningún nombre concreto, seguramente el arquiteco fue Fray Melchor de Reyes, mismo que dirigió la construcción de las iglesias de Rabinal, y San Juan Chamelco. Fray Melchor de Reyes murió el año 1579. O sea que para esa fecha ya existia la Catedral tal como hoy la podemos admirar.

Repetimos: Hemos puesto esta piedra para que analicemos el trabajo tan importante de nuestros indígenas en la construcción de las iglesias coloniales, trabajo que más tarde lo pondrán también en la construcción de la Iglesia viva que crecerá después en nuestra región de la Verapaz.»