Frailes en país Maya

 

Numerosas aventuras

Dominicos y Franciscanos en país maya - siglo XVI

Un viaje de Las Casas a Tabasco y Chiapas

Pedro de Barrientos en Chiapa de Corzo

Las Casas en contra de los conquistadores

Fuensalida y Orbita, exploradores

La agrupación de los indios

 

Intensos estudios

Un fraile etnólogo, Diego de Landa

El conocimiento de los idiomas mayas

Dos profesores, Juan de Herrera, Juan de Coronel

Dos frailes historiadores, Cogolludo y Remesal

 

Innumerables construcciones

Un Franciscano arquitecto, Fray Juan de Mérida

El convento de Valladolid en Yucatán

El convento de Izamal y sus milagros

En Yucatán, cada pueblo tiene su iglesia

Un Dominico enfermero, Matías de Paz

 

Grandes esfuerzos de evangelización

La pacificación de la Verapaz

La fundación del monasterio de San Cristóbal

La provincia dominicana de San Vicente

Una evangelización autoritaria

Los Franciscanos y la religión de los Mayas

Un fracaso de los franciscanos en Sacalum, Yucatán

Domingo de Vico, mártir dominicano

 

El fin de la aventura

La vuelta a los monasterios

 

Complementos

Las Casas y la libertad de los indios

La Historia Eclesiástica Indiana de Mendieta

La ruta de la evangelización dominica en Guatemala

El convento de Ticul, visto por John Lloyd Stephens

Los Franciscanos en el valle del Colca, en el Perú

La ruta de los conventos de Yucatán en el siglo XVI

La misión dominicana de Copanaguastla, Chiapas

 

A su disposición, a petición:

- informaciones sobre los paises mayas,

- textos sobre la conquista y la colonización de los paises mayas

 

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DOMINGO DE VICO,

MÁRTIR DOMINICANO

 

 

 

 

 

 

 

 

La estatua de Domingo de Vico, sobre la fachada de la iglesia de Santo Domingo, Basílica del Rosario, en Ciudad de Guatemala

 

 

Domingo de VICO, misionero español, nacido en Úbeda, Andalucía (su fecha de nacimiento es desconocida); fallecido en 1555. Integró el orden Dominicano, estudió en Salamanca y llegó a América con Bartolomé de las Casas en 1516. Trabajó primero con los indios en Cuba y luego en Nueva España. Acompañó a Las Casas en sus viajes en Nicaragua y Guatemala. Cuando Las Casas llegó a ser obispo de Chiapas en 1544, Vico fué su vicario general. Más tarde volviose prior de los conventos de Guatemala, Chiapa y Cobán. Fundó la ciudad de San Andrés. Fué matado en 1552 por indios lacandones. Escribió varias obras: un « Vocabulario de la lengua Cakchiquel », un sermonario en Cakchiquel,  « Theología indorum », y una « Historia de los Indios, sus fábulas, supersticiones, costumbres, etc. », que ha sido perdida.

 

 

El padre fray Domingo de Vico creía convertidos los indios de Acalha o Acalá (San Marcos), en la Verapaz, pero aquellos acordaron matarles, él y su compañero fray Andrés López. Con este fin recurrieron a una banda de Lacandones insumisos. Advertido, el padre Domingo dirigiose sin embargo a Acalá y rehusó la protección del Cacique cristiano don Juan Matalbatz (don Juan Aj Pop O'Batz) que quería acompañarle.

 

 

 

Domingo de Vico y Andrés López van a Acalá

 

"HECHO ESTO, Y APERCIBIDO EL MATALOTAJE, señaló el padre fray Domingo por su compañero al padre fray Alonso de Vayllo, que sabía la lengua de aquella provincia, y estaba sano de la enfermedad que trajo de allá, y el religioso recibía gusto en ir acompañando a su perlado. Tal como a la mañana se habían de partir, y la noche antes le sobrevino al padre fray Alonso de Vayllo una calentura tan recia, que parecía principio de una enfermedad mortal, y entendiendo que no sanaría tan presto, y porque los indios estaban apercebidos y todos dispuestos para caminar, ofreciósele de repente al padre fray Domingo de llevar por compañero a un padre recién sacerdote a quien él quería mucho por su gran religión y virtud. Al cual había conocido siendo prior de Guatemala, que se llamaba fray Andrés López.

 

"Era este padre natural del Castillo de Garci Muñoz, y sus padres se llamaban Pedro Moreno y Ana López. Cuando pasó a estas partes, era mozo recio y robusto y de los más valientes y de mayores fuerzas que se conocía español en las Indias. De lo cual fueron buenos testigos los alcaldes de Ciudad Real y la mitad de la gente de aquella ciudad, que todos ellos no fueron bastantes a prenderle en ciertas cuchilladas que allí tuvo con un vecino del lugar. Mudóle Dios los intentos, que le trajeron a Indias, en espíritu de recogimiento y pobreza, y tomó el hábito en el convento de Santo Domingo de Guatemala, en donde hizo profesión a los 24 de abril de 1551, y este de 55 ya era sacerdote, y en esta sazón era morador del convento de Cobán, aunque había muy pocos días que estaba allí. Y el padre fray Domingo le escogió por su compañero por parecerle bastante a sacarle de cualquier peligro, y comenzó a caminar para la provincia de Acalá."

 

 

Estatua de Don Juan Matalbatz, por Rodolfo Galeotti Torres, en San Juan Chamelco, Alta Verapaz (Guatemala)

 

NOMBRAMIENTO DE GOBERNADOR VITALICIO DE LA VERA PAZ AL CACIQUE DE CACIQUES DON JUAN AJ POP’O BATZ

"El Rey – Por cuanto por parte de vos los Caciques Principales, vecinos e moradores de la Provincia de la Vera Paz, nos ha sido hecha relación que vosotros por el bien de la paz e buen gobierno desa tierra e aumento de la doctrina cristiana tenéis elegido y nombrado entre vosotros para vuestra elección y costumbre antigua todos unánimes y conformes a Don Juan Aj Pop’O Batz, Cacique Mayor del Pueblo de San Juan Chamelco, por ser hombre de autoridad y buen seso, y porque ha sido el que particularmente ha sustentado los religiosos en esa tierra.

 

"E me fue suplicado que aprobásemos y toviésemos por bueno el dicho nombramiento y elección y lo conservasemos en el dicho cargo como de presente estaba porque ansy cumplía y convenía a nuestro Señor y Buen Gobierno de las Provincias e naturales dellas.

 

"E Yo, acatando lo susodicho, helo habido por bien. Por ende, por la presente aprobamos y tenemos por bien el nombramiento y elección que se hizo en el dicho Don Juan, del dicho cargo de Gobernador de las dichas Provincias de la Vera Paz, e mandamos sea conservado en el dicho cargo Y NO SEA QUITADO, NI DESPOJADO DEL, TOTO EL TIEMPO QUE VIVIERE.

 

"E mandamos al nuestro Presidente e Oidores de la Audiencia Real de Los Confines, y a otras cualesquier nuestras Justicias de las nuestras Indias, Islas, e Tierra Firme del Mar Océano, que guarden y cumplan, e hagan cumplir y guardar, esta mi cédula y lo en ella contenido, y contra el tenor y forma delle, no vayan, ni pasen, ni consienta ir, no pasan en manera alguna.

 

"Fecha en la Villa de Valladolid, a 3 días del mes de agosto de 1555 años

 

"El Rey [Carlos Quinto]"

 

 

¿Donde estaba San Marcos?

Una localización en André Saint-Lu, Las Casas indigéniste, études sur la vie et l'oeuvre du défenseur des indiens, L'Harmattan, Paris, 1982

 

 

Don Juan intenta proteger a los dos religiosos

 

"Tuvo noticia de su jornada don Juan, gobernador de toda la provincia de la Verapaz y salió al camino a estorbársela, pidiéndole y rogándole con grandísimos encarecimientos no pasase adelante, que tenía por cierto le habían de matar. El padre fray Domingo se remitía todo en la voluntad del Señor y perseveró en su idea sin que el cacique se la pudiese estorbar. Y el buen indio, de quien hoy se dicen muchas alabanzas de su buen celo y cristiandad, juntó hasta trescientos soldados de los suyos, y íbase acompañando al prior, que no le podía apartar de sí. Y los más que acabó con él, fue que enviase la gente por otra parte, y ellos dos se iban por los pueblos predicando y sosegando los que estaban alterados. A este tiempo ya los conjurados contra el padre fray Domingo tenían junta su gente, y llamados los de Lacandón. Pero, como vieron a don Juan y supieron de la gente que traía, disimularon su hecho y escondieron a los de Lacandón en los montes."

 

 

 

 

 

Sello guatemalteco, 2014, Juan Matalbatz

 

 

 

 

Domingo de Vico pide a Don Juan que se aparte

 

"Viendo el padre fray Domingo que no hallaba las señas de la traición, que era la gente junta y armada, tuvo por falsa la relación, y aseguróse de sus hijos en todo su corazón; viendo también que el ejército de don Juan, padecía hambre, temiendo no hiciesen algún daño a aquella tierra, mandó con mucha instancia a don Juan que se fuese; y principalmente le movía el decille los indios conjurados, por encubrir su maldad, que los demás no venían a la iglesia por el miedo que tenían a don Juan y a su gente. El don Juan le replicó que mirase bien lo que le mandaba, porque estaba cierto que en véndose, el domingo siguiente le habían de matar. No tengas miedo, dijo el padre fray Domingo, que cuando esto haya de ser, no ha de ser sino el viernes o el sábado, víspera o día del apóstol San Andrés. Con todo esto se detuvo el gobernador otros dos o tres días, que no había remedio de apartarle del padre fray Domingo, ni se apartara jamás si el padre con mil obediencias y rigores no se lo mandara. Y fue tanta la fuerza que le hizo, que al fin, aunque de muy mala gana, le hubo de obedecer, y partirse para su tierra. Y para quitar el padre fray Domingo todo recelo a los naturales, y obligarles a que viniesen a la iglesia, quitó a los indios, que se quedaron con él, todas las espadas y rodelas que llevaban."

 

 

Los indios de Acalá se sublevan

 

"En este punto luego se alzaron los indios y no hubo más obediencia ni respeto, y muy apriesa enviaron a llamar a los de Lacandón, que en una hora se juntaron todos en el lugar, el jueves a la noche. Viendo esto el padre fray Domingo y su compañero, teniendo por cierto lo que tantos le habían dicho, recogiéronse a la casa y toda aquella noche la gastaron en oración, y los indios estuvieron sosegados sin inquietud y ruido alguno. Al salir del lucero dijo el padre fray Andrés López al padre fray Domingo: Ya quiere amanecer, y los indios no vienen, no debe de ser esta noche la que V. R. espera, y si me da licencia voy a descansar un poco. Vaya V. R. en buenhora, le dijo el prior, que yo aquí me quiero quedar. Continuando su oración al reir del alba llegó a la puerta de la casa donde el padre estaba un indio muy valiente de Cobán, a quien el padre fray Domingo había quitado las armas, y díjole: Padre, la casa se quema, aunque el fuego viene despacio, porque la cubierta es de hojas de palmas verdes, pero ella se ha de quemar y tú forzosamente la has de dejar. Dame una espada que tienes debajo tu cama y vente conmigo, que yo te doy palabra de te sacar y librar a ti y al padre fray Andrés López de más de mil indios que te están esperando. El padre fray Domingo le dijo que se librase a sí propio y se fuese, que si Dios fuese servido los libraría a él y a su compañero. Volvió el indio segunda y tercera vez, y entonces le dijo el padre fray Domingo. Toma la espada y una rodela y salte libre, y vete a tu tierra. El indio desenvainó la espada y embrazó la rodela, y como un león dando estocadas y reveses a todas partes rompió por todo el ejército, lloviendo sobre él saetas, y con solas algunas heridas se puso en salvo."

 

 

El martirio de varios religiososos a quienes flechan indios, en la Historia Eclesiástica Indiana, de Gerónimo de Mendieta (1596)

 

 

Domingo de Vico queda herido mortalmente por los indios

 

"Acababa el día, y el padre fray Domingo se bajó de la casa por una escalera que salía a la plaza donde los indios estaban, y anduvo entre ellos, y los indios le hacían campo, sin llegarse a él con algún trecho, por la superstición que como gentiles tenían que si se acercaban a un sacerdote morían luego. Flechábanle muy apriesa, aunque ninguna saeta le hirió. Tuvo lugar de entrarse a la iglesia, hincóse de rodillas encomendándose a Dios con mucho fervor. Y viendo que la iglesia se ardía, salió fuera, y volvióse a envolver con los indios. Preguntándoles que qué les había hecho porque le querían matar, y lo que respondían era flecharle con más furia que antes. Acertó a clavársele una saeta junto a la nuez de la garganta; y en sentiendo la herida, dio una voz muy grande diciendo Jesús. Porque era devotísimo deste santísimo nombre y muy de ordinario le traía en la boca. A este tiempo despertó su compañero, y viniendo a ver lo que era, al salir por la puerta de la casa, le tiró un indio una flecha, y se la clavó en la barba. El religioso no hizo más sentimiento que si le picara un mosquito. Echó mano a la flecha, sacóla, y comenzóse a limpiar la sangre; porque como queda dicho, era hombre de gran esfuerzo, y ánimo, y con mucha brevedad bajó a socorrer al padre fray Domingo que estaba caído en tierra, desangrándose todo por la herida de la garganta. Abrazóse con él, y ayudándole los acólitos que el padre fray Domingo traía consigo, y se habían defendido de las flechas a sombra de sus espaldas cubiertos con el escapulario, y todos le arrimaron a la pared de la casa, caído en el suelo. Y el compañero se hincó de rodillas, ayudándole a morir, aunque le caía mucha sangre de la herida de la barba."

 

 

Un mancebo indio trata de salvar a los dos religiosos

 

"Allí como estaban el uno expirando, y el otro para morir, no cesaban los indios de cubrirlos de saetas. Y para defenderlos un mancebo de los acólitos se puso delante con una rodela que halló acaso, y amparábalos mucho. Sintió esto un principal del ejército, y dijo a los demás con mucho enojo: ¿No habría uno que osase llegar allí, y me trajese aquel muchacho, que tanto nos impide nuestro intento? Animóse uno más que otros, y arremetió al acólito de la rodela, y trájolo a los flecheros medio arrastrando, y en un momento le abrieron y sacaron el corazón y se le ofrecieron al sol, que ellos adoraban por dios. Con este sacrificio cesaron las flechas, y los indios se fueron a matar los caballos, porque no se huyesen los que habían quedado de la compañía, y en este medio tiempo expiró el padre fray Domingo de Vico, dando su alma al Señor, y presentándola en su divino acatamiento con corona de martirio, viernes a las siete de la mañana, víspera del glorioso apóstol San Andrés."

 

 

El cuadro de Orozco, "Cabeza flechada" (1947), presentado en el Museo de Arte de México, por la exposición "Constelaciones de la memoria. Relatos y contrarrelatos de la conquista", noviembre de 2021

 

 

Los indios le mataron también a Andrés López

 

"Como el compañero le vio muerto, y que estaba desembarazado de indios, subió al aposento y tomó un pañizuelo de bizcocho de maíz, y una jicarilla en que solía beber y el diurnal, y rezando y encomendándose a Dios, muy despacio y sin miedo alguno; que si temiera a los indios él se supiera aprovechar de sus fuerzas, porque si un indio con solo una espada y rodela pasó por medio dellos y se salvó mejor lo hiciera el padre fray Andrés si quisiera aprovecharse de la osadía de que usaba siendo seglar. Verdaderamente él no huyó sino que se venía por el camino hacia Cobán, derramando mucha sangre por las heridas de las flechas. Encontróle una tropa de indios y multiplicáronselas de suerte que parecía un erizo, y allí dio el alma al Señor. Muriendo en su compañía hasta treinta indios, así de los que los padres llevaron de Cobán, como de los que don Juan dejó para guarda suya. Como el cuerpo del padre fray Domingo de Vico quedó pegado a la pared de la iglesia que se iba quemando, cayó gran parte de la cobertura sobre él y quemose todo, excepto la cabeza, que ésta se halló y unos huesecillos de la ternilla del pecho."

 

(Fray Antonio de Remesal, Historia de la provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala, livre 10, chapitre 7)

 

 

 

La imprudencia de Fray Domingo de Vico fue un desastre para la política de evangelización pacífica de la Verapaz llevada a cabo por Bartolomé de las Casas y sus compañeros. Con motivo del asesinato de los dos dominicos, el Cacique Juan de Matalbatz "tuvo que arremeter contra los Acalaes para que la Audiencia no se entrometiera en la Provincia, lo cual de todas maneras sucedió acabando así el proyecto lascasiano". *

 

* Frase extraida del ensayo de Juan José Guerrero Pérez: De Castilla y León a Tezulutlán-Verapaz. La sobrehumana tarea de construir un país autónomo en el Nuevo Mundo del siglo XVI. Guatemala, F&G Editores, 2007.

 

 

Un Lacandón, "El sacerdote", por Raúl Anguiano, en Expedición a Bonampak, Diario de un viaje, Instituto de Investigaciones estéticas, Universidad Nacional Autónoma de México, Imprenta Universitaria, 1959

 

 

El castigo de los de San Marcos

"Así como don Juan Chamelco [Juan Matalbatz] supo con certeza la muerte de los padres, armó 400 indios y capitaneándolos él, en pocos días dio con los de San Marcos, que aunque habían mudado del sitio, sus buenas diligencias le hicieron dar con ellos. Batalló un día entero que se le resistió, y mató muchos de ellos, mas el siguiente, después de habérsele rendido, ahorcó dieciocho, los más viejos y las cabezas; y todos los demás, que fueran hasta sesenta casas, los trajo a Cobán y con orden de los padres al un lado del pueblo se les dio tierras y sitios donde hiciesen sus casas, los cuales duran hasta hoy, y se tiene mucho trabajo con ellos para hacerles que no vayan a las tierras antiguas a hacer milpas, por miedo de los Lacandones muchas veces los han cogido y cautivado, como arriba queda dicho, mas ellos, por ser tierras calientes y darse muy bien el maís, algodón y cacao, no dejan de frecuentarlas aunque a escondidas de las justicias por tenérseles mandado lo contrario."

(Don Martín Alfonso Tovilla, Relación Histórica Descriptiva de las Provincias de la Verapaz y de la del Manché del Reino de Guatemala, 1635, Libro Segundo, Capítulo V – En que se prosigue la materia del pasado y se da cuenta del castigo que tuvieron los de San Marcos.)

 

 

 

Ocosingo, Chiapas, monumento al Lacandón. Estos Lacandones no tienen ninguna relación directa con los indios que le mataron a Domingo de Vico. Provienen de Mayas de Yucatán que desde el siglo XVII emigraron hacia la selva, huyendo ante los esfuerzos de los Españoles en congregarlos en asentamientos

 

 

Juan de Villagutierre:

 

"Sabido,pues la cruel barbaridad de los idólatras en toda aquella tierra, el indio Don Juan Cacique, Gobernador de la Verapaz, tomó tan por su cuenta la venganza de la muerte de los dos religiosos que [...] decía públicamente a todos, y en especial a los padres del convento de Santo Domingo de Cobán, que no descansaría su corazón, ni tendría sosiego alguno, hasta que acabase de raíz con todos los acalanes y lacandones, en satisfacción y venganza de la muerte que habían dado al Padre Prior Fray Domingo de Vico, y al padre Fray Andrés López, su compañero; tan excesivo era el amor que al Padre Prior tenía, y tal el dolor, que labró en su sentimiento, la alevosa muerte que a los dos dieron aquellos bárbaros.

 

"Todo esto lo callaron los religiosos dominicos de Chiapa, que iba diciendo, pusieron en noticia del Consejo de Indias las bárbaras atrocidades de los lacandones; porque no se presumiese, les movía, como a partes interesadas y ofendidas, la venganza particular de la muerte del Padre Prior, y su compañero, sino es el común y general bien; y paz de la cristiandad y de aquellas provincias, y el remedio de las atroces maldades, robos y sacrilegios, que continuamente cometían aquellos bárbaros, gentiles y apóstatas, arrasando pueblos, quemando iglesias, destrozando imágenes, venerando ídolos, sacrificando niños, profanando altares, cautivando cristianos, y reduciendo a los indios ya convertidos a la fe, a que volviesen a apostatar, ocasionando y ejecutando otros muchos daños, delitos y pecados feos, horrosos y detestables."

 

(Juan de Villagutierre Soto Mayor, Historia de la conquista de Itzá, 1701, Libro 1, Capítulo 10)

 

 

 

Hoy en día los lacandones han visto su principal base económica en el turismo, han creado campamentos para que el visitante pueda conocer la selva. Aquí un guía lacandon en las ruinas de Bonampak.

 

 

La conversión milagrosa (e ilusoria) de los indios Acalá de San Marcos

 

"Cuando los religiosos caminaban hacia Acalá, estando los indios haciendo un solemnísimo sacrificio al dios principal de aquella tierra, teniendo ya presente el hombre que había de ser sacrificado, y para echarle el cuchillo, y sacarle el corazón, dio voces el demonio por boca del ídolo, diciendo: Tened, tened. No nos sacrifiquéis más, que ya nuestro tiempo pasó, y nuestros días se acabaron. Admirados los indios de tales palabras soltaron al hombre, y esperando algún nuevo suceso, no conferían otra cosa entre sí. Y en esto llegaron los padres, y comenzó el P. F. Domingo de Vico a les predicar la fe con gran espíritu, y como siempre en los sermones abominase la adoración de los ídolos, y los sacrificios que se les hacían, particularmente la inhumanidad de sacrificar hombres, manifestaron lo que con el ídolo les había pasado pocos días antes que llegasen. De que los padres quedaron admirados, confiriendo esto con otros sucesos que diversos padres referían, al mismo propósito, haberles sucedido a cada uno en la provincia, o lugar en que predicaba.

 

"Hizo mucho fruto el padre fray Domingo de Vico con sus sermones, y Nuestro Señor favorecía los naturales con su gracia y muchos dellos recibieron la fe, de todo corazón dieron los ídolos, y se juntó gran cantidad dellos, y se quemaron públicamente."

 

(Fray Antonio de Remesal, Historia general de las Indias occidentales y particular de la gobernación de Chiapa y Guatemala, Libro noveno, Capítulo II, 1°. El padre fray Tomás de la Torre, y el padre fray Domingo de Vico, van a la Provincia de Acala.)

 

 

Cobán, obras en el barrio de San Marcos, lugar de agrupación de los indios Acalá cómplices del asesinato de Fray Domingo de Vico

 

 

 

 

 

 

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Cobán: el Convento de Santo Domingo de Guzmán y la catedral, punto de partida de Domingo de Vico (ambos edificios fueron emprendidos en su tiempo, la catedral por Fray Melchor de Los Reyes en 1543, el convento por Fray Francisco de Viana en 1551; fueron modificados bastante en los siglos siguientes, particularmente la catedral, reconstruida en 1741, 1799 y 1965)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El instituto agroecológico Fray Domingo de Vico, fundado en Santa Maria Cahabón, Alta Verapaz, por la orden dominicana

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Domingo de Vico (1485-1555), un manuscrito de "Teologia Indorum en lengua quiche"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una rebelión indígena, fresco de Manuel Suasnávar Pastrana, 1988, Palacio de Gobierno, Comitán, Chiapas

El jefe (cabnal) de los Lacandones:

« ¿Porqué havéis venido a mi pueblo? No quiero ser cristiano ni que mi gente lo sea; el que quisiere ser cristiano, que desampare luego el pueblo y que se vaya con los españoles y Padres a Guatemala, porque no quiero que paren aquí ninguno de ellos. Y decidle de mi parte al presidente que no ponga más los pies en mi pueblo, que ya no hay nadie en los otros pueblos, y estos pocos que quedan acá, no quiero que se acaben de morir. » (Palabras citadas en la carta del Capitan Solis firmada el 23 de octubre de 1695)